jueves, 26 de mayo de 2005

el inconciente estético

Entrevista a Jacques Rancière, por Ivana Costa, Revista Ñ, Diario Clarín

El arte de eludir una definición del arte
Cuando en el arte ya no hay criterio de belleza, ¿sigue teniendo sentido la crítica? ¿Y cómo? Responde Jacques Rancière.

La hipótesis central del ensayo El inconsciente estético [publicado por el CEM], que presentó en Buenos Aires el filósofo Jacques Rancière, es que las tesis freudianas fueron posibles por una revolucionaria transformación en la teoría del arte. Rancière dialogó con Ñ sobre cómo este cambio de paradigma -de la poética a la estética- afecta nuestra concepción de la obra y de la crítica.
--¿En qué consiste el cambio de régimen del arte de la "poética" a la "estética"?
--El régimen poético o de la representación, paradigma clásico del arte, instalaba un acuerdo entre las reglas de producción y las de recepción sensible del arte. Según el modelo poético, se supone que en la obra debe haber un acuerdo entre cosas que se pueden mostrar y cosas que no se pueden mostrar, toda una serie de supuestos acerca de lo decible y lo visible. A esto llamo yo poética en el sentido de un poieîn, un hacer, porque allí la apreciación de lo bello depende de ciertas reglas de la práctica artística. Frente a esto, el régimen estético da cuenta de la ruptura de ese modelo de un acuerdo entre reglas de producción y formas de apreciación sensible. Kant afirma que lo bello es sin concepto: ya no se puede deducir la apreciación de lo bello de un saber o de una adecuación al saber de quien produjo la obra.
--¿Y cómo se concibe la crítica desde esta perspectiva?
--En el régimen clásico, la crítica de arte mira una obra y explica por qué esa obra es buena o no. Con la estética de fondo, la crítica ya no puede ser normativa, pues la obra se caracteriza por una suerte de identidad de contrarios: hay algo en ella que fue querido, pensado, preparado en relación con un fin; y a la vez, para ser apreciada, la obra tiene que ser separada de esa conceptualidad, de esa finalidad; mirada como algo que está ahí sin significación, sin ser el resultado de una voluntad o un saber. Por lo tanto aquí la crítica no puede remitir lo que una obra es a lo que ella debe ser; en cierto modo, debe manifestar el régimen de presencia de lo sensible en la obra. En el fondo la crítica se encuentra entre dos lógicas: la lógica clásica que consiste en decir "Esto es lo que el autor ha querido" y la lógica estética que dice "Esto es lo que nosotros vemos". Esto nos hace pensar lo que vemos. La crítica constituye algo así como un mundo en el cual está alojada esa obra.--Si la normativa es pasado, ¿la crítica es mera descripción?--Pienso que es algo más que una descripción. Las obras se consideran como pertenecientes a un mundo de obras, un universo propio. Y allí la crítica no sólo describe: crea la topografía en la que esa descripción cobra sentido o remite a algo más.
--Al inscribir la obra en un universo de obras ¿la crítica "estética" puede determinar cuáles son mejores o peores? ¿Es posible, en este régimen, hablar de obras fallidas?
--Efectivamente, el régimen estético no suspende una apreciación del valor, de lo mejor o peor. Lo que suprime es la posibilidad de remitirlos a criterios objetivos. Si tomamos una crítica de cine, por ejemplo, ¿qué se espera generalmente? Que le dé un salto de vida nueva a la obra constituyendo como un tejido de palabras alrededor de esa obra. Se dice que una obra es bella y por qué es bella pero se constituye algo así como otra obra. La crítica se vuelve ella misma una obra, como un complemento agregado a la obra y requerido por ella. La dificultad es que la crítica debe constituir un doble discurso: intenta reconstituir el camino del artista y a la vez es un sistema de desplazamientos. Pero suele haber un cortocircuito en el primer momento y se mira la obra buscando si está conforme con lo que la crítica misma piensa, al punto de que algunas sólo dicen: Esto entra en las categorías de pensamiento con las que yo critico; si no, no entiendo.
--¿Qué es lo que define la belleza de una obra de arte?
--Como ya no hay criterio objetivo de belleza, ésta se define, me parece, por una cierta forma de sorpresa. La belleza es lo que no se esperaba en ese momento, en ese lugar; esa cosa cualquiera que de pronto vemos bajo un ángulo o una luz que la hace cambiar de estatuto. O una extensión en algunos segundos de lo que se esperaba que fuera el plan. Está claro que es muy difícil pararse frente a La Gioconda y verla bella, porque ya se sabe qué es lo bello y por qué lo es; hoy es más fácil ver más bella una reproducción de La Gioconda sobre un pilar destruido, algo que de pronto puede hacer cambiar la relación entre lo que es arte y lo que no lo es. Creo que este punto de equivalencia entre lo que es y lo que no es arte está siempre presente en la belleza tal como la apreciamos en el régimen estético. Cuando uno ya sabe qué es arte, cuando uno va a ver arte esperando ver arte, ahí no pasa nada.
--Pero tras identificar la clave de "lo clásico", la búsqueda de belleza en el arte se vuelve una planificada, reiterada y repetitiva muestra de lo oscuro, lo siniestro, el mal gusto.
--Claro: como la belleza no se define por el equilibrio y la armonía aparece la ortodoxia de las estéticas de recambio, que identifican lo bello en el exceso, lo horrible o lo minimalista. Desde hace 40 años, el arte se dirime entre lo minimalista --que dice Yo hago arte porque no quiero hacer belleza-- y el exceso --que dice Yo voy más allá de la norma y el gusto; soy artista porque soy de mal gusto. Aquí hay dos cosas: la postura del artista y los procedimientos artísticos. Por un lado, una especie de postura del artista que quiere hacer arte y estar en el mercado y por otro, toda una serie de procedimientos consagrados integrados al mercado, a la circulación del arte subvencionado. El problema es que desde que existen el mercado y las subvenciones y ayudas del Estado, está claro que hay toda una serie de modelos reconocidos, encarnados por artistas reconocidos, que hacen que hoy encontremos más o menos el mismo arte en todos los rincones del mundo.


>BIO
Argelia, 1930. Filósofo y Profesor emérito de la Universidad París VIII, discípulo del filósofo marxista Louis Althusser, estudió la historia del movimiento obrero y la relación entre política y filosofía. Crítico de la revista Les Cahiers du Cinéma, desarrolló una línea de reflexión sobre la imagen en el cine. Publicó, entre otras, "La noche de los proletarios, archivos del sueño obrero", "La filosofía y sus pobres", "La palabra muda, ensayos sobre las contradicciones en la literatura" y "La fábula cinematográfica".

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