Más allá de lo real: la realidad aumentada

Es entonces en el mundo de las Pantallas digitales -pronto todas lo serán- que la humanidad se afana actualmente en programar, crear, procrear el mundo que vendrá. Tiende evidentemente a invertir en el sus deseos conscientes e inconscientes. Es un universo psicológico, imaginario antes que material. Dado que este universo numérico es plástico, flexible, y no ofrece resistencia física del mundo material, puede modelarlo según sus fantasías, al antojo de sus pulsiones, como una proyección del inconsciente.
Para Narciso, el mundo era un espejo. Pero para CiberPrometeo, mucho más que un espejo, que nos devuelve la imagen de lo real, la pantalla es la línea de paso, el f1ltro fino que atravesamos para saltar a la numeridad. La pantalla más allá de su apariencia engañosa de espejo, nos introduce en una realidad superior. No es un espejo que produce imágenes. El referencial deja el lugar allí a la creación. Es un mundo que deviene nuestra piel electrónica misma, según la expresión audaz de Derrick de Kerkhove (The Skin of Cultura, 1995)
La tecnología numérica da a la realidad-pantalla atributos mágicos de superrealidad:
• cine Imax en tres dimensiones, en pantalla de la altura de un edificio de ocho pisos;
• imágenes de alta densidad;
• sonido estéreo espacializado, cuyo volumen está aumentado;
• acceso simultáneo e inmediato a múltiples archivos, bancos de datos, en ventana de pantalla;
• multimedia;
• interactividad;
• hiperluminosidad, sobrecoloración, dramatización de las iluminaciones, aceleración, ralentizado, zoom, etc.;
• live real-time a distancia y simultáneo de varios lugares diferentes;
• efectos especiales, imágenes de síntesis superreales o imaginarias;
• personalización de las ínformaciones.
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Texto del capítulo "La sociedad de la pantalla" del muy recomendable libro "CiberPrometeo, Instinto de poder en la edad digital" de Hervé Fischer.


“The Illuminati” del fotógrafo Evan Baden